...Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo,
pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
ligero, siempre ligero.
Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo,
ni el tablado de la farsa, ni la losa de los templos
para que nunca recemos
como el sacristán los rezos,
ni como el cómico viejo
digamos siempre los versos...
(Del bellísimo poema "Romero solo", de León Felipe)
pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
ligero, siempre ligero.
Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo,
ni el tablado de la farsa, ni la losa de los templos
para que nunca recemos
como el sacristán los rezos,
ni como el cómico viejo
digamos siempre los versos...
(Del bellísimo poema "Romero solo", de León Felipe)
Conserva la ilusión por lo que haces
sin importar el tiempo ni las veces
que lo hayas repetido, vive siempre
la emoción que sentiste al acercarte
a contemplar ese paisaje bello
aquella vez primera, no permitas
que la costumbre rompa aquel encanto
vibrante y cálido del primer beso.
Goza el sabor de cada plato y siente
el aroma del vino, saboréalo
con el mismo placer con que de niño
disfrutabas los dulces, lee despacio
cada palabra y cada nuevo verso
y deja que el sonido de la música
transporte tu alma y vibre cada nota
en tu espíritu al tiempo que el oído
escucha su melódica armonía.
Disfruta de la risa de los niños,
del canto de los pájaros, del suave
murmullo de las hojas en el viento.
Siente en la piel cada rayo del sol
como si fuera la primera vez
que notas su caricia y su calor.
Deja que tu alma vuele cada día
con unas alas nuevas.
V. K.
sin importar el tiempo ni las veces
que lo hayas repetido, vive siempre
la emoción que sentiste al acercarte
a contemplar ese paisaje bello
aquella vez primera, no permitas
que la costumbre rompa aquel encanto
vibrante y cálido del primer beso.
Goza el sabor de cada plato y siente
el aroma del vino, saboréalo
con el mismo placer con que de niño
disfrutabas los dulces, lee despacio
cada palabra y cada nuevo verso
y deja que el sonido de la música
transporte tu alma y vibre cada nota
en tu espíritu al tiempo que el oído
escucha su melódica armonía.
Disfruta de la risa de los niños,
del canto de los pájaros, del suave
murmullo de las hojas en el viento.
Siente en la piel cada rayo del sol
como si fuera la primera vez
que notas su caricia y su calor.
Deja que tu alma vuele cada día
con unas alas nuevas.
V. K.