La vida es un camino y hay momentos
en que el cuerpo nos pide una parada
antes de continuar, para sentarnos
a reponer las fuerzas y a la vez
preguntarnos si es bueno proseguir
andando por el mismo derrotero
o si es mejor marcarse un rumbo nuevo.
En esas ocasiones, lo correcto
es contemplar la senda recorrida
y recordar los hitos alcanzados,
preguntarnos por el mejor destino
que debemos buscar en la andadura
que hacemos día a día.
En esa reflexión no hay que olvidar
a nuestros compañeros de viaje,
pero a la hora de marcarse un rumbo
no hay brújula ni mapa que nos guíe.
El único compás que ha de orientarnos
sólo lo encontraremos si buscamos
en lo más hondo de nosotros mismos.
V. K.