Hoy se cumplen ya tres años desde que una buena noche
empecé a lanzar al viento las palabras que aquí escribo.
Desde entonces han pasado muchas cosas en mi vida
y aquí queda reflejado lo que me han hecho sentir;
pero también hoy recuerdo que desde que tengo este
refugio de mis ensueños para mis noches de insomnio
mi vida se ha transformado, se han abierto mil ventanas
y cientos de amigos nuevos pueblan hoy mis sentimientos
de una forma más intensa. Esta amistad de las letras
y los sueños compartidos en el espacio virtual
tiene mucho de real, por cuanto no necesita
del tacto ni de la vista, tan sólo de la palabra,
y del inmenso cariño que crea lazos de ensueño
en esta gran sincronía de esperanzas compartidas.
A todos cuantos me leen, me escuchan o me han leído
y sienten mis ilusiones y vibran con mis sentidos,
a aquellos a quienes leo y a quienes siento ya amigos,
compañeros de ilusiones, de sueños y de destino
les agradezco en el alma tantas horas compartidas;
pero tres años no es nada, parafraseando la cita
del viejo tango, presente en mi corazón marchito,
aferrado a los recuerdos de tantas horas vividas
en tantas noches intensas de emociones y palabras
que el viento lleva al capricho del seguro azar que siempre
hace que llegue el mensaje a quien más lo necesita.
Yo sólo espero que dure esta emoción compartida,
que mis amigos del viento sigan dándome alegrías,
que aprovechen mis palabras y que el viento me devuelva
las emociones que sienten y nos deje compartir
la alegría y la tristeza, la ilusión, las esperanzas,
los amores y la vida, que las viejas ilusiones
nunca mueran y que siempre permanezca la esperanza
que como decía el tango es sin duda la fortuna
que siempre queda guardada al fondo del corazón.
V. K.