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Soy un hombre cansado, triste a veces,
pero optimista siempre. Ya he vivido
lo suficiente para comprender
que la vida te da lo que mereces
aunque parezca injusta y cruel a ratos.
No estoy contento con lo que he logrado
y hay veces que me asalta por la noche
la decepción y la melancolía
de los sueños que no pude alcanzar
cuando tuve ocasión, pero dejé
que pasaran de largo. Cuando escribo
encuentro la ilusión de lo posible
y también la tristeza y la amargura
de cuanto quise ser sin conseguirlo.
A quien lee mis versos y los goza
se los entrego con el corazón
y me alegra saber que los disfruta.
He sentido el amor intensamente
y creo en él a ciegas aunque nunca
me ha dado todo lo que yo esperaba,
al igual que la vida, a la que amo
a pesar de las muchas decepciones
que me ha traído. Pienso que los años
nos hacen sabios porque nos enseñan
lo poco que sabemos. He vivido
en muchos sitios y he sentido el gozo
de encontrarme a lo largo del camino
con personas que no olvidaré nunca
y aún así me parece todavía
que en este otoño triste de la vida
caben aún los sueños y los gozos
y confío en la vida, convencido
de que me queda mucho por vivir,
que la ilusión no debe terminar
aunque la vida se presente gris
porque mañana o dentro de unos días
todo puede cambiar y la ilusión
renacer con el sol de un nuevo día.
V. K.